La justicia corrupta

POR CESAR OBDULIO CESPEDES



Que como fue de público conocimiento, recientemente dos hechos escandalosos y vergonzoso tuvieron como principal protagonista a las más altas esferas del poder judicial de la nación, tanto a la Corte Suprema ante la existencia de un alto grado de contubernio, con la posible incorporación al cuerpo, del juez Federal Ariel Lijo, catalogado por distintos sectores como uno de los jueces más corrupto de Comodoro Py y el otro fue la permisibilidad de la cámara Federal, para que públicamente ejerciera un rol protagónico escandaloso, por parte de uno de los peores delincuente de la mafia política como Juan Grabois.

Sin dudas estos hechos grotescos y detestables deja una paupérrima imagen de la más alta autoridades de la justicia nacional, la que no es casual, ya que ello responde a un correlato, donde la fuerte implicancia e intervención de poder, de encumbrados dirigentes políticos corruptos, siguen teniendo un férreo poder político criminal que condiciona no solo a la justicia, sino al mismo gobierno.
Este cuadro inmundo de corrupción que prostituye todos los estamentos institucionales hasta los más recónditos espacios de la república, gozan de la más extrema impunidad, gracias a los ladrones que parió la política durante décadas y son precisamente estos hijos prostibularios los que eligen y condicionan a jueces y fiscales de cada rincón del país, que terminan conformando el fruto del árbol venenoso de la corrupción política.
Esta pandemia de corruptela e inmoralidad corroe y destruye todos los cimientos de la institucionalidad y cada estamento público es una cueva donde la peor inmundicia se transfiere al mejor postor

Esta degradante asquerosidad, no es ajena a nuestra administración pública provincial ya que muchas dependencias, son lugares donde la peor criminalidad es moneda corriente, donde durante décadas campea la impunidad, que otorga una administración judicial donde la inmoralidad, la obsecuencia, el xenoflexismo a cualquier funcionario corrupto y la indigencia intelectual de algunos protagonistas.

Conforma el paradigma más siniestro y repugnante esquema, que destruye los principios básicos fundamentales de defensa de los derechos civiles y humanos, y que lamentablemente debemos soportar este abuso arrinconado en este extremo de la República Argentina.