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16-06-2024  |  Nacionales 34
    

Hugo Moyano, entre el malestar con su hijo Pablo y las señales de buena voluntad hacia el gobierno de Milei








La relación entre Hugo Moyano y su hijo Pablo volvió a tensarse, un dato que pone en estado de crispación a todo el gremialismo. La semana pasada, ante un reducido grupo de allegados, el líder del Sindicato de Camioneros se mostró inusualmente duro contra el díscolo cotitular de la CGT, al que le recrimina haberse alineado con el kirchnerismo y la izquierda para impulsar la movilización ante el Congreso en contra de la Ley Bases, que envolvió otra vez a la central obrera en aires de fractura.
Papá Moyano sigue teniendo una mala relación con Pablo. No pudieron recomponer la relación que se dañó, a los gritos, cuando hace 3 años su hijo le recriminó el papel de su esposa, Liliana Zulet, en la aguda crisis financiera de la obra social camionera en su condición de dueña de la empresa que se encarga de su gerenciamiento. Ahora, los que conocen al jefe de Camioneros saben que no comparte la decisión de su hijo mayor de volver a encolumnarse detrás de la estrategia de Cristina y Máximo Kirchner, aunque mantiene su fuerte repudio a las políticas de Javier Milei. Pero el veterano dirigente sigue detestando a La Cámpora y desconfía de la ex Vicepresidenta: siente que nunca le dio el lugar que él tiene en el sindicalismo (y tampoco le dio lugares en las listas de candidatos en 2021 y 2023).
Hugo Moyano es un aliado estratégico del sector dialoguista de la CGT, enfrentado con su su hijo, y ya reemplazó a Pablo en varias reuniones sindicales cuando estaba en juego el prestigio de la sigla de Camioneros. El líder del sindicato no habla en público sobre este tema tan sensible, pero da señales claras. Por eso revivió su partido político, el Partido de la Cultura, la Educación y el Trabajo (CET), de reiterados traspiés electorales, para disputarle espacios en el PJ al kirchnerismo y La Cámpora y designó como nuevo titular de la agrupación a “Huguito”, otro de sus hijos, abogado laboralista y secretario de Asuntos Jurídicos de la Federación de Trabajadores Camioneros (organización nacional que Pablo no integra desde diciembre de 2021 luego de haber sido desplazado por su padre).
Para que no queden dudas, mientras Pablo amagaba con romper la CGT por su convocatoria unilateral e inconsulta para movilizarse ante el Congreso, “Huguito” posaba hace 48 horas con el secretario de Trabajo, Julio Cordero, en el marco de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), en Ginebra, donde el funcionario libertario organizó un homenaje a los caídos argentinos en las Malvinas con la sugestiva presencia de otros dirigentes sindicales (el dialoguista Gerardo Martínez y el moyanista Cristian Jerónimo, entre ellos) y empresarios como el titular de la UIA, Daniel Funes de Rioja.
¿Podía estar el hijo de Moyano, directivo de la federación camionera, en una foto con un alto exponente del Gobierno sin el aval de su padre? “Le pidió que estuviera”, deslizó alguien muy cercano al experimentado líder sindical. Se cree que lo hizo en parte para incomodarlo a su hijo Pablo y en parte como gesto de agradecimiento a Cordero por su papel decisivo en la reformulación de la paritaria camionera, en abril pasado, que se destrabó gracias a la buena voluntad del ex abogado de Techint al aceptar un “dibujo” de las cifras del aumento con el fin de evitar que pareciera superar la pauta del ministro de Economía, Luis Caputo y, a la vez, permitir que los trabajadores cobraran igual el incremento del 45% para marzo y abril. Una puesta en escena que dejó a todos contentos.
El jueves pasado, en medio de la pelea explícita de Pablo Moyano con el Gobierno por la Ley Bases, Hugo Moyano firmó un acuerdo salarial de la Federación de Camioneros por el trimestre junio-julio-agosto que está en sintonía con lo que quiere el Ministerio de Economía: los aumentos del 5%, 4% y 3% para cada uno de esos meses, más una suma remunerativa para julio y agosto. Fue una señal positiva hacia la Casa Rosada: los incrementos son decrecientes, a tono con las previsiones inflacionarias a la baja. Lo importante es que se trata de una paritaria clave que puede servir como caso testigo para otros dirigentes gremiales que están negociando sus aumentos salariales.
La fuerte apuesta de Pablo Moyano para convocar a la movilización del miércoles pasado ante el Congreso contrastó con el estridente silencio de su padre al respecto. Hugo Moyano fue interiorizado por sus colegas de la fracción dialoguista de la CGT que su hijo se había cortado solo para llevar adelante esa concentración. Que no haya opinado al respecto sonó a desautorización de la jugada de Pablo en tándem con los sindicalistas K. Incluso el jefe de Camioneros avaló la decisión de la mesa chica de dejar en libertad de acción a los gremios para que resolvieran si adherían o no a la concentración callejera. Y apoyó también la contraofensiva de los dialoguistas de la CGT para dejarlo solo a su hijo y activar llamadas a las regionales para que no fueran a la sede de Azopardo 802 al acto que se hizo el lunes 3 de junio en donde pablomoyanistas y kirchneristas llamaron a movilizarse contra la Ley Bases, con la presencia de viejos enemigos de la ortodoxia sindical como el trotskista Alejandro Crespo, titular del Sindicato del Neumático (SUTNA) o el metrodelegado K Néstor Segovia.





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