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22-12-2017  |  Nacionales 563
    

La rutina de los presos K en la Cárcel de Ezeiza



El día a día de Amado Boudou, José López, Lázaro Báez, Ricardo Jaime, José María Núñez Carmona, Juan Pablo Pata Medina, Daniel Pérez Gadín y Jorge Chueco.




Inaugurado en 1999, el Complejo Penitenciario Federal I, más conocido como el “Penal de Ezeiza”, cobró mayor notoriedad desde hace unos meses por alojar a ex funcionarios públicos de alto rango, otros acusados de delitos vinculados a la corrupción del Estado y a jefes narcos.

Tienen una rutina que arranca temprano a la mañana, comparten un televisor por pabellón, reciben la visita de familiares y abogados, algunos hacen ejercicio y deben regresar a sus celdas antes de la medianoche.

Dentro de la unidad residencial 6 de Ezeiza, el 31 de marzo del año pasado la Dirección Nacional del Servicio Penitenciario Federal instrumentó el Sistema de Intervención para la Reducción de Indices de Corruptibilidad (IRIC), que cuenta con cuatro pabellones identificados con letras.

Con 15 celdas individuales en cada uno, los internos tienen su cama, una bacha e inodoro, y una repisa para ubicar libros o papeles. Hay un espacio de uso común, donde está la televisión y sirven el almuerzo.


En el pabellón A está alojado José María Núñez Carmona, detenido el 3 de noviembre. Separado por pocos metros y sin comunicación, en el de al lado, el B, figura el ex vicepresidente y amigo de Núñez Carmona, Amado Boudou. Junto a él convive Jorge Omar Chueco, ligado a la causa de Lázaro Báez.

Uno de los pabellones en el que convive la mayor cantidad de internos con trascendencia pública es el C. Uno de los más reconocidos es el ingeniero José López, ex secretario de Obras Públicas de la Nación, detenido desde la madrugada del 14 de junio del año pasado cuando quiso guardar en un convento de General Rodríguez USD 8.982.047, 153.610 euros, 59.114 pesos, 425 yuanes y 2 ryales.

También conviven en esa unidad el ex secretario de Transporte de la Nación, Ricardo Jaime y el sindicalista Juan Pablo “Pata” Medina, ex líder de la Uocra de La Plata.

Dentro del programa también figura el jefe narco peruano Alionzo Rutillo “Ruti” Ramos Mariños, acusado del tráfico de drogas en la Villa 31 de Retiro y enemigo de otro capo narco peruano, Marco Estrada Gonzáles, quien maneja el mismo negocio en la villa 1-11-14, del Bajo Flores.

En todo el IRIC hay unos 20 narcos, donde el de mayor renombre era el colombiano Alejandro Gracia Alvarez, alias “Gato Seco”, que en octubre fue dejado en libertad por la Justicia Federal.

Finalmente, en el pabellón D, siempre dentro del módulo 6, Lázaro Báez se cruza con Cristian Medina, el hijo del Pata. La mayoría comparte el espacio común con mesas y sillas, y también la situación procesal de estar detenidos con prisión preventiva sin condena firme.

El ex ministro de planificación Federal, Julio De Vido, estuvo unos días en el Hospital del Penal de Ezeiza y fue trasladado a Marcos Paz. Por su problema de diabetes debe ingerir bananas todos los días, y por estar prohibido su ingreso al penal, los médicos tuvieron que darle un complemento de potasio.

Allí escribe cartas a su familia y todas las semanas es visitado por sus hijos, nietos y su esposa, Alessandra Minnicelli.

Los ex funcionarios públicos presos no llevan uniforme en Ezeiza. Tienen su propia ropa aunque la única condición es que no debe ser de color negro o azul oscuro por cuestiones de seguridad, ni “gris acero” para no confundirse con los agentes del SPF.

Permiten que lleven cordones o cinturones porque están monitoreados con cámaras de seguridad las 24 horas.


La rutina


El horario de actividades es el mismo que para el resto de los módulos. A las 07.30, el personal del Servicio Penitenciario Federal (SPF) efectúa la apertura matutina de las celdas. “Constatan el estado del interno, la situación física, que no esté golpeado o descompuesto”, explica un miembro del SPF con más de una década de servicio, que pidió reserva de su identidad.

“Generalmente se despiertan solos”, añade extraoficialmente otro efectivo del SPF. Una vez que les abren la puerta de la celda pueden acceder a la sala común, donde tienen algunas pertenencias como yerba para mate o comida. “Cada interno está autorizado a poseer un termo para agua caliente que no tenga botella de vidrio interna”, apuntan.

Un par de horas después de la apertura de las celdas arrancan los horarios de visita, que están divididos por género. De 10 a 12 es el turno para los hombres, mientras que de 15 a 17 es para las visitas femeninas.

A su vez, los abogados tienen mayor flexibilidad horaria para ver a sus clientes, de 8 a 18. “Varios de los que fueron funcionarios reciben mucha visita de sus representantes legales”, coinciden dos miembros del SPF.

Núñez Carmona le pidió a su abogado, Matías Molinero, documentación contable que el empresario lee para su defensa. Boudou, angustiado los primeros días, “esta semana realizó actividad física”, confiaron fuentes del SPF.

Las celdas quedan abiertas durante el día, donde además de la cama tienen una bacha, estantes para libros y una ventana. Todos reciben un kit de higiene personal, un cepillo de dientes y una toalla. Con tarjetas puede realizar llamadas telefónicas.

Jaime fue el primero en ingresar a Ezeiza el 3 de abril de 2016. Limpia su celda apenas se levanta y tiene sus remeras estrictamente ordenadas por color.

Mientras que Báez de vez en cuando juega al fútbol, José López se sumó al taller de armado y confección de bolsas de papel madera, al que no falta nunca.

En la sala común está la única televisión de 40 pulgadas que hay por pabellón. Hay un único control remoto, que según los agentes no suele generar conflicto porque se ponen de acuerdo en el canal para mirar. También hay una pequeña heladera y una pileta donde los internos, entre ellos Báez, lavan su ropa y un baño común.

En ese mismo lugar pero cerca de las 13.30 sirven en viandas individuales el almuerzo. “El menú está elaborado por un equipo de nutricionistas en función de los perfiles de salud de cada interno y es igual tanto para los internos del IRIC como para el resto en todo el penal”, remarca uno de los miembros del SPF que accedió a brindar la rutina diaria.

El módulo 6 tiene una biblioteca en el área de Educación, donde también hay computadoras sin acceso a Internet. Pese al monitoreo con cámaras, hay requisas de manera frecuente y no tienen cronograma establecido para no brindar “trazabilidad”.

“Si las visitas o los abogados le traen los diarios pueden leerlos y llevarlos a sus celdas”, añade un agente y comenta que al ex vicepresidente su abogado le llevó los principales matutinos.

Fuentes del SPF aseguran que el miércoles pasado a Boudou lo visitó el letrado y ex legislador de la Ciudad, Marcelo Parrilli y también el ex jefe de gobierno porteño, Aníbal Ibarra, que entró en el horario más flexible por su condición de abogado y no como visita.

Como el IRIC aloja a internos de alto poder adquisitivo, con capacidad fundada de influir en el poder político o con posibilidad de corromper al personal.

Es por eso que la Dirección Nacional del Servicio Penitenciario Federal estableció la selección de agentes con “demostrada profesionalidad, trayectoria y valores éticos y morales”, a través de la resolución 443/16. Un celador de IRIC que tiene unos cinco años de antigüedad cobra unos $ 30.000 por mes.

El horario para la cena está estipulado a las 20, aunque remarcan que los internos pueden comer a la hora que quieran con el tope de horario de reingreso a la celda a las 00.00. Empiezan a apagar las luces, ingresa el personal Penitenciario y cierran las puertas. El sistema es automático por lo que sólo se aseguran que entren a sus celdas.

Queda una luz mínima en el pabellón y en cada celda los reclusos deciden la hora a la que apagan la luz de sus cuartos.





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