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05-07-2019  |  Nacionales 418
    

Catamarca: un intendente acusado de violación va por la reelección



Es Enrique Aybar, de Puerta de Corral Quemado. El juicio demoró 6 años y comenzaría en agosto, en coincidencia con las PASO donde va por Juntos por el Cambio.




“Yo fui la primera que denunció, en 2013, cuando tenía 15 años. Cuando hice la denuncia, aparecieron otras chicas a las que les había pasado lo mismo. Él fue maestro mío y de las otras chicas también. Fue director de la escuela, y después pasó a ser intendente”, relató Carla. Habló con Gladys Stagno, periodista del medio catamarqueño Canal Abierto. Replicamos su nota:

El relato de Carla estremece. Seis años después, revive en detalle el fatídico día en que se quedó a solas con Enrique Aybar, cuando aceptó ir con él a San Fernando del Valle de Catamarca a entrevistarse con “el ministro” para conseguir una beca de estudios.

El Durazno, de donde es Carla, tiene apenas 378 habitantes. Queda a unos 400 kilómetros de la ciudad capital por caminos de montaña; a 70 kilómetros de Belén, cabecera del departamento; y a 10 de Puerta de Corral Quemado, donde se emplaza la Municipalidad en la que reina Aybar desde 2011. Según las denuncias en su contra, se trata de un reinado a la antigua, con todo y derecho de pernada.

“Fuimos a la ciudad de Catamarca con la excusa de que supuestamente me iba a dar una beca de estudios, porque mi tía tiene cáncer y a veces la plata no alcanzaba. Fui con mi mamá. Llegamos ya a la tarde-noche y él le dice a mi mamá que teníamos que ir a hablar con el ministro por la beca, que avisó que nos iba a atender –relata Carla-. Cuando mi mamá se va con él a ver el hotel para quedarnos, él vuelve a la camioneta y me dice a mí: ‘Decile a tu mamá que te vas a ir conmigo porque ella está cansada’. Él fue mi maestro, era amigo de mi mamá. Nunca había pasado nada. La mujer de él era maestra mía también”.

Sin motivos para desconfiar, Carla se fue con él. Como nunca había estado en la ciudad, no notó que estaban saliendo del centro, por una ruta en las afueras. Para cuando se dio cuenta de que “algo malo iba a pasar”, habían entrado a un hotel alojamiento. “Cuando llegamos adentro, la camioneta bajó a un lugar cerrado. Paró y me quiso dar un beso, yo no quise. Como yo iba escribiendo en el celular, me quitó el teléfono”, recuerda.

Desde allí, todo es violencia explícita. Él le gritó para que se bajase de la camioneta y, ante su resistencia, la bajó de los pelos. “Me entró a la pieza y cerró la puerta”, dice Carla. Después, la tiró en un sillón: “Yo no quería. Me empezó a pegar y a decirme que me saque la ropa, que le dé un beso. Le empecé a decir ‘salí, viejo asqueroso’ y fue peor. Él se sacó toda la ropa y me tiró en la cama y no me podía sacar la ropa porque yo no me dejaba. Alcanzó a sacarme una de las zapatillas y una pierna del pantalón. Él es grandote y me agarró de las dos manos. Y sentí que me penetró. En ese entonces, cuando hice la denuncia, no me animé a contarlo porque pensé que iba a salir en los medios lo que él me hizo y que todos me iban a conocer por eso”.

Ni bien volvió al hotel, y pese a las amenazas que él le había hecho para que no contase lo que había pasado («Vos llegás a abrir la boca y te voy a matar a vos y a tu mamá. Qué mierda van a hacer ustedes, pobretes de mierda, no tienen dónde caerse muertos»), ella habló. Su madre hizo la denuncia y Aybar fue detenido acusado de “abuso sexual agravado por ser encargado de la guarda”, por disposición del fiscal Jorge Flores, quien sumó a la denuncia la investigación de dos sucesos similares cometidos en 2011.

Nadie te va a creer
Mariana tiene 48 años y cuenta haber sido violada por Aybar cuando tenía 14: “Él era el mejor amigo de mi hermano y también era maestro. Un día fui a su casa a buscar una nota y ahí me violó. Me dijo: ‘Decí lo que quieras, nadie te va a creer o van a creer que sos una puta’, y tuvo razón. Nadie me creyó. Él ahí es Dios, son todos familia. Y, además, para la gente grande es normal. Está dentro de lo que él puede hacer porque es hombre”.

Pero Aybar salió, y en 2015 fue reelecto como intendente. Mientras tanto, la causa de Carla estuvo a punto de ser archivada. Su madre pidió justicia por todos los medios: organizó marchas, dio entrevistas. Y pagó las consecuencias.

“Toda mi familia lo sufre porque en mi pueblito todos dependen de la Municipalidad y todos quedaron sin trabajo. Toda la gente que nos apoyó quedó sin trabajo. Yo volví a la escuela y él mandaba a los chicos a que me cortaran o me quemaran el pelo, me hacían un montón de cosas. Mi mamá me tuvo que cambiar de escuela. Yo siempre pensaba en ella, en todo lo que hizo, lo que sigue haciendo, hasta el día de hoy es así –relata Carla-. A veces siento que no puedo más y lo único que hago es pensar en mi mamá, en que siempre está dando la cara y lo más valioso que hizo fue creerme. Conozco otras chicas a las que las mamás no les creyeron y pasaron por esta situación con el mismo tipo”.

En 2017, el fiscal Víctor Figueroa elevó la causa a juicio, pero la fecha de inicio se estima recién para agosto de este año. El mismo mes en que Aybar competirá en las PASO por una nueva reelección, encabezando la lista de Juntos por el Cambio que no lleva competidor en su distrito.

En diciembre de 2018, nuevas denuncias acusaron a Aybar de violaciones y abusos, algunos incluso en la escuela que dirigía. “Hemos colectado muchos testimonios de víctimas silenciosas y anónimas que no cuentan con los medios para hacer sentir su reclamo, hacerse sentir ante la Justicia y ante el poder corrupto de Belén”, explicó por entonces Pablo Vera Aráoz, abogado de Carla, al diario El Esquiú.

Una de ellas es Mariana, que hoy tiene 48 años y cuenta haber sido violada por Aybar cuando tenía 14. “Él era el mejor amigo de mi hermano y también era maestro. Un día fui a su casa a buscar una nota y ahí me violó. Me dijo: ‘Decí lo que quieras, nadie te va a creer o van a creer que sos una puta’, y tuvo razón. Nadie me creyó. Él ahí es Dios, son todos familia. Y, además, para la gente grande es normal. Está dentro de lo que él puede hacer porque es hombre”.

Mariana es de Jacipunco, que tiene apenas 235 habitantes y forma parte también del Municipio de Puerta de Corral Quemado. Más de 30 años después, afirma: “Me llevó años entender lo que me había pasado, y cada vez es peor, porque no hubo justicia. Cuando la conocí a Carla me vi a mí, y ni ella ni yo somos las únicas. Esa chica y su familia son muy valientes, están haciendo lo que muchas no pudimos”.

Hay un patrón
Los nombres de las denunciantes no son los reales. En ambos casos, su identidad fue preservada. Hay una necesidad de cuidarse y cuidar a los propios y no es para menos. En ocho años de ejercicio del poder, nadie sabe cuántas denuncias contra Aybar no fueron presentadas por miedo a las represalias, a la estigmatización, al ninguneo que enfrentaron Carla y su familia.

La provincia y el momento político, en general, no ofrecen un panorama alentador. Roberto Gómez, cardiólogo y precandidato a gobernador por el macrismo, enfrenta una denuncia por “abuso sexual gravemente ultrajante“, por parte de una extrabajadora del centro de salud de su propiedad.

En tanto, algunos kilómetros al este, en La Banda, Santiago del Estero, Héctor “Chabay“ Ruiz será precandidato a senador nacional por Juntos por el Cambio pese a haber sido condenado a tres años de prisión en suspenso, en 2015, por haberlo encontrado culpable de haber abusado de una mujer en su despacho que se había acercado a pedirle trabajo.



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